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Entrevista con Pedro Almodóvar – 2017

Pedro Almodóvar © Loic Venance / AFP

Pedro Almodóvar © Loic Venance / AFP

Entrevista con Pedro Almodóvar, Presidente del Jurado de los largometrajes

Tras Todo sobre mi madre, premio al mejor director en 1999, La mala educación en 2004, Volver, premio al mejor guion en 2006, Los abrazos rotos en 2009, La piel que habito en 2011, y Julieta, sexta de sus películas presentada en Competición en 2016, Pedro Almodóvar toma el relevo de George Miller y Jane Campion asumiendo la presidencia del jurado de los largometrajes en el 70º aniversario del Festival. Entrevista con el inconmensurable director manchego, pintor de mujeres libres y adalid del color.

Usted es famoso por haber creado el clan de las “chicas Almodóvar”. ¿Quiénes serían las “chicas Almodóvar” (¡y Antonio Banderas!) en un casting internacional?

De inmediato, se me ocurren dos que son obvias. ¡Lena Dunham de Girls y Amy Schumer son actrices que han nacido para trabajar conmigo! Adoro también a Valeria Bruni Tedeschi, a la Catherine Deneuve de la actualidad, que creo que encaja mejor en mis películas que la Catherine más joven. Jessica Lange y Susan Sarandon porque acabo de ver la serie Feud y las conozco a las dos.

También Bette Davis y Joan Crawford, que eran dos de mis actrices favoritas. Kristin Scott Thomas, Juliette Binoche, Isabelle Huppert. O una que es muy obvia, Valérie Lemercier. Y Jessica Chastain y Kate Blanchett para los papeles de mediana edad. Por ejemplo, ahora para las abuelas ya no tengo a Chus Lampreave y quien podría hacer sus papeles sería Marthe Villalonga (¿habla castellano?).

Todas son actrices muy atrevidas en el sentido que no son mujeres que actúan con prejuicios y creo que con todas ellas me entendería muy bien.

Hay un actor francés que me recuerda físicamente al Antonio Banderas de los años ochenta, el de ¡Átame! o de La Ley del Deseo, incluso creo que camina como él, es Tahar Rahim. Su versión británica loca y apasionada sería Jack O’Connell, porque me recuerda la intensidad de la mirada de Antonio y cómo sus ojos mostraban deseo. Tom Hardy podría dar brutalidad, pasión y verdad. Oscar Isaac y Pedro Pascal también. Para un papel de director de cine y de escritor, Guillaume Gallienne. Y si tuviera que hacerle un hermano a Rossy de Palma, elegiría a Pierre Niney. Gaspar Ulliel, Louis Garrel, Vincent Cassel, Pierre de Ladonchamps. Benedict Cumberbatch para ser el director de La mala educación. Y si hubiera vivido en otra época, mis chicos Almodóvar absolutos hubieran sido Alain Delon, Jean-Paul Belmondo y Michel Piccoli…

¿Qué personaje de sus películas sería el Pedro Almodóvar de 2017?

Estoy detrás de todos mis personajes pero elegiría uno: el hijo de Penélope Cruz que después adopta Cecilia Roth en Todo Sobre mi madre. Ha contraído SIDA al nacer, se ha curado y la ciencia le está investigando para encontrar una vacuna. Ese niño nace en el 1999, con lo cual tendría 17 años. Penelope Cruz sería la madre biológica pero la otra sería Cecilia Roth. El padre travesti sería como una tía. Y Marisa Paredes y su última amante serían también las otras tías. Sería un ser privilegiado porque estaría rodeado de mujeres de carácter muy fuerte, muy divertidas y muy variadas. Así que yo elegiría este bebé que aparece en los brazos de Cecilia Roth en Todo sobre mi madre.

¿Qué representa para usted ser presidente del jurado de la 70ª edición del Festival de Cannes? ¿Se ha preparado de una forma específica?

Representa un gran honor. Cannes es un festival que celebra el cine de autor, un cine importante para mí como espectador y como cineasta, así que es una enorme alegría. Yo suelo ver las películas para disfrutarlas, no para juzgarlas. Voy al cine al menos dos veces a la semana y veo las películas en la pantalla grande. Esta vez creo que tendré que juzgarlas, así que trataré de ser subjetivo porque lo único que puedo hacer es defender las películas que me gusten y desde mi punto de vista. También seré flexible, me refiero a que estaré muy abierto a que los ocho miembros que me acompañan me convenzan si no pienso lo mismo. El presidente es como la figura social del jurado pero la verdad es que la responsabilidad es absolutamente compartida.

Acerca de mi preparación, he tratado de dormir bien las dos últimas semanas. ¡Después, ya tuve suficiente trabajo con tomarme las medidas para los trajes y tratar de hacer una dieta para no engordar y entrar dentro!

“No soy un espectador fácil. Este año, por ejemplo, me han gustado muchísimo Neruda y Jackie de Pablo Larraín y La La Land, que es como lo opuesto. Y Toni Erdmann es mi película favorita del año pasado”.

¿Qué recuerdos tiene de su experiencia como miembro del jurado en 1992 bajo la presidencia de Gérard Depardieu?

Me acuerdo de las personas. Por ejemplo, en esa edición conocí a Serge Toubiana y nos hicimos amigos de inmediato. Recuerdo nuestras conversaciones sobre Truffaut. Me acuerdo mucho también de Carlo di Palma, el inconmensurable director de fotografía de las películas de Antonioni, de nuestras charlas sobre la fotografía y sobre Antonioni, que es un director esencial para mí. Me acuerdo de la amistad con Jamie Lee Curtis, una persona muy divertida. Y recuerdo sobre todo a Gérard Depardieu. Era y es un espíritu libre, muy divertido y un presidente nada autoritario que se comportaba realmente como uno más.

Recuerdo una película española que adoro, El Sol del membrillo (selección Cannes Classics 2017). Tengo mucha relación con esta película, el pintor Antonio López es muy amigo mío, es manchego y hay muchísimas cosas de él en las que me reconozco. Defendí el premio que le otorgamos porque era muy emocionante y contaba la lucha de un artista contra la naturaleza en la que el artista siempre lleva las de perder.

¿Y de la entrega de sus premios por Todo sobre mi madre en 1999 y Volver en 2006?

¡Con Todo sobre mi madre, recuerdo que besé el escenario en prueba de gratitud! Fue un gesto espontáneo a la vez que una imitación, porque había visto al papa Juan Pablo II hacer lo mismo al llegar en uno de sus múltiples viajes. Este papa no me gustaba nada pero me gustó la comunicación tan inmediata que significaba llegar a un lugar, arrodillarte y besar la tierra de ese lugar.

Con Volver, fue una emoción distinta. Estuve todo el tiempo luchando contra las ganas de llorar por el hecho de ver a las cinco actrices juntas en el escenario. Sobre todo viendo a Chus Lampreave. Nunca pensó que le ocurriría algo semejante. Creo que algún periodista francés lo malentendió y creía que estaba tan serio porque no me habían dado la Palme d’or. Pero no, estaba desbordado por la emoción. Creo que esa es la imagen más emocionante que guardo del Festival.

Le hago la misma pregunta que a Rossy de Palma hace dos años: “Señor Almodóvar, ¿se acabó la movida?

¡No! El espíritu continúa en la gente joven pero es imposible que sea como en los años ochenta, porque en esa época estábamos celebrando la era de la democracia. La movida era el resultado de la falta de miedo como algo nuevo en nuestro país y fue la explosión de todas las libertades. Los años ochenta y los que vivimos ahora son dos décadas que no se parecen en nada pero ese espíritu libre y creativo sigue vivo. Y Madrid sigue siendo la misma ciudad aunque con otros horarios, más europeos. El Madrid que me gusta, que es el de la movida, sigue existiendo. En la Cibeles, en el centro de Madrid, hay un edificio donde está el ayuntamiento, y de su fachada cuelga un cartel enorme que pone: “Refugees welcome”. ¡Es una ciudad abierta a los extranjeros, muy integradora, y sigue teniendo una noche muy, muy divertida!

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