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El Festival de Cannes 2020, que se suspendió en mayo, ha acabado celebrándose en la ciudad donde nació el cine, al amparo de la duodécima edición del Festival Lumière de Lyon que finalizó ayer. El evento ha tenido que adaptarse al toque de queda de las nueve de la noche promulgado el sábado, y a las medidas sanitarias impuestas por la alerta roja escarlata, dictada por el Gobierno el día anterior a la apertura.

Charlas con mascarilla, proyección de clásicos, master class y, este año, la mejor parte de la selección del Festival de Cannes. El certamen, impulsado por el cineasta Bertrand Tavernier y por el delegado del Festival de Cannes, Thierry Frémaux, contó con invitados como Oliver Stone, Viggo Mortensen, Thomas Vinterberg, Alice Rohrwacher, Abel Ferrara y el dúo belga formado por Jean-Pierre y Luc Dardenne. Ocho días de celebración y un total de 23 producciones de las 56 de la selección oficial del certamen cancelado en mayo, así como gran parte de la programación de Cannes Classics.

Viggo Mortensen en la Master Class del Festival Lumière (PLS Pool / Getty)
Viggo Mortensen en la Master Class del Festival Lumière (PLS Pool / Getty)

Ha sobresalido Falling, de Viggo Mortensen, ya presentada anteriormente en San Sebastián. El intérprete acudió en coche desde España para regalar una master class. “Tras la muerte de mi madre, mi padre empezó a tener problemas de demencia; en esta película, quise explorar mis sentimientos hacia mis padres, y el punto de vista de la persona que tiene esta enfermedad”, apuntó el prolífico artista.

Debutante también, la juvenil Suzanne Lindon, hija de la pareja del cine francés formada por Vincent Lindon y Sandrine Kiberlain, lució un proyecto íntimo sobre la adolescencia y expresó su agradecimiento a los organizadores “por creer en sus Seize printemps (16 años)”. Un estilo fresco pero distinto del de los talentosos gemelos Boukherma que, a sus 28 años, presentaron su segundo largometraje, Teddy, una película social de género con el talentoso Anthony Bajon, galardonado con el Premio Oso de Plata en la Berlinale 2018.

La celebración de esta particular y deslocalizada edición de Cannes 2020 se ha completado con Drunk, de Thomas Vinterberg, un experimento atrevido por parte del director danés, donde el amor y la libertad se manifiestan a través de la ebriedad. Junto a su amigo y actor fetiche, Mads Mikkelsen, Vinterberg invitó a disfrutar de la vida con intensidad, dando de paso un soplo de vitalidad a la audiencia.

Unos días después, Maïwenn, directora francesa de Polisse (2011), siguió este espíritu festivo para estrenar su proyecto autobiográfico ADN, en compañía de Fanny Ardant, que asume un papel un tanto histérico de madre en la cinta. La mítica actriz de Truffaut no decepcionó, asegurando con cierta sorna que ama a “la gente loca, no catalogada, fuera de las etiquetas”.

Otro evento clave de la selección: una proyección única de Soul con la voz de Jamie Foxx, la última película de animación de Disney-Pixar, que se emitirá en la plataforma Disney+ el 25 de diciembre. Un cuento filosófico dirigido a una audiencia más bien poco infantil.

Homenajes y clásicos

A estos eventos se ha unido Cannes Classics, una sección importante de películas restauradas y homenajes al cine del Festival de Cannes. Tras estrenarse cuatro documentales de excepción explorando la identidad de Bruce Lee, la tendencia esotérica de Federico Fellini, la propensión yanqui de Wim Wenders y la vida asombrosa de Charlie Chaplin, se celebraron los 60 años de À bout de souffle de Jean-Luc Godard, así como los 20 de Deseando amar del hongkonés Wong Kar-wai.

El festival, que nació con la ambición de ser algo así como el premio Nobel del Cine, concluyó homenajeando a Los Hermanos, que es como se conoce cariñosamente a los hermanos Dardenne en su región valona francesa. Un doble galardón para recompensar un prodigioso y concienzudo trabajo de concienciación social.

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