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24 horas en la vida de Coppola

La entrada señalaba las tres de la tarde pero la espera comenzó a las nueve de la mañana delante del teatro a la italiana de Lyon, como en los mejores conciertos de rock. ¿Quién querría perderse un encuentro íntimo con el director de El Padrino ? Más de 120 años después de alumbrarse el cine con La Salida de los obreros de la fábrica Lumière , ha tenido lugar durante esta semana el décimo aniversario del Festival de Cine Clásico Lumière, en el mítico lugar donde empezó la historia del séptimo arte.

“Siempre estuve en terreno desconocido, es lo que buscaba; tanto que mis filmes parecen de distintas personas”

El viernes por la noche, tras empezar una maratón de celebración con una conversación con su público en el teatro Célestins, el legendario director de Apocalypse Now recibió el premio Lumière de manos del director coreano Bong Joon-ho, admirador del maestro y ganador de la Palma de oro el pasado mayo en Cannes con Parasite .

“No tenía ninguna forma de anticipar lo que acaba de suceder aquí”, declaró al recibir lo que ambiciona ser el Premio Nobel del cinema. “Me he visto, de niño, observar un desfile con brillantes personajes de Disney y pensar, ‘quiero formar parte de esto’. Me habéis permitido sentir, esta noche, que era parte de un grupo.”

En la conferencia de prensa, habló de su fe en la humanidad y del proyecto de toda su vida que corrobora esta visión optimista del futuro, Megalopolis . Este proyecto utopista que habla de la fe en la bondad humana y del futuro del hombre es la obra más ambiciosa de su vida, más aún que la audaz Apocalypse Now , filmada en 1979.

Coppola recuerda la época en que con 20 años descubrió Octubre de Eisenstein, “una película muda que lo decía todo”. De ahí adquirió la certeza de que se quería dedicar a esta profesión. Al eterno estudiante, como le ha gustado llamarse a sí mismo en varias ocasiones en esas 24 horas intensas, le gusta mantener la mirada abierta hacia la vida. “El cine es un arte tan joven que me considero uno de sus estudiantes. En realidad existen pocos maestros del cine, a excepción de Martin Scorsese”. ¿Exceso de humildad o sinceridad absoluta? Parece que la segunda opción. Coppola sólo quiere ver la vida con ojos frescos y aprender, incansablemente. De ahí la clave de una filmografía tan extraordinaria como ecléctica. “Me interesa experimentar para llegar a entender, cuando sea viejo, lo que sé hacer realmente. Aprender es mi pasión, una de las pocas cosas que no engordan, no dan diabetes, y que no hacen enfurecer a tu esposa. Siempre estuve en terreno desconocido porque es lo que buscaba, tanto que viendo mis películas, uno no se cree que las ha hecho la misma persona”.

De su primer largometraje, Dementia 13 (1963), cinta de terror culta producida por Roger Corman, a la road movie Llueve sobre mi corazón (1969), La Conversación (1974), perla íntima con Gene Hackman, Drácula (1992) o la película de suspense Tetro (2009), su ecléctica carrera no carece de matices. “Cuando hago una película, intento pensar en una palabra que pueda resumir toda su temática: ‘intimidad’ resume La Conversación , ‘sucesión’ El Padrino (1972), ‘moralidad’ Apocalypse now ”.

¿Cuál sería la palabra que resume Megalopolis , su futuro proyecto abandonado hace 20 años en pleno rodaje tras caer las Torres Gemelas y aquel mundo lleno de esperanza que abarcaba en su estela? Francis Ford Coppola contesta la pregunta para La Vanguardia : “La palabra sería ‘utopía’, o más bien ‘familia’”. “No se puede negar que como especie somos una familia. Así que hagamos que este vínculo sea real y que nuestro mundo se parezca más al que vemos como nuestro paraíso. La buena noticia es que el infierno no existe y la otra buena noticia es que el paraíso es aquí y ahora”.

Esta película pretende dar a conocer la expresión humana del paraíso terrenal de una forma muy práctica, en la cual la inteligencia, la creatividad y el calor humano sean lo que caracteriza la humanidad. “Será una gran historia de amor”, su primera historia de amor, la que siempre quiso realizar. Su obra más costosa también, más allá del presupuesto colosal de Apocalypse Now .

Siempre humilde, se concede tres cualidades: un entusiasmo inagotable, una buena imaginación y, “quizás”, cierta visión futurista. Una perseverancia que quiere usar para llevar adelante este proyecto de toda la vida, que ya ha empezado a rodar.

El sábado por la tarde, Francis Ford Coppola cerró el ciclo de esta intensa serie de reconocimientos en Lyón, rodando, como Jane Fonda el año pasado, su versión personal del remake de la primera película del mundo. Le dio un toque muy suyo, usando su propia cámara traída desde San Francisco, y unas lentes de época en blanco y negro 35 mm. Dirigiendo a los invitados del festival (Bong Joon-ho, Gael García Bernal, Irène Jacob…), los separó entre “gente que ha nacido en abril”, “gente que ha nacido antes de junio o a finales del año”, “gente que tiene una bici, un perro, un scooter…” y les animó con fuerza a salir de la antigua fábrica Lumière como si eso fuera la vida real, en el 2019: “Sacad vuestros smartphone, llamad a vuestra pareja, protegeos de la lluvia si hace falta”…

Coppola quería ser físico nuclear, quizá haya hecho bien en cambiar de carrera. ¡ Chapeau maestro!

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